La desinformación y la falta de conocimiento sobre salud mental, así como la existencia desde hace siglos de mitos infundados y erróneos sobre las personas que tienen trastornos mentales produce que, en muchas ocasiones, la sociedad discrimine y rechace a estas personas, algo que también las desalienta a hablar sobre ello y a pedir la ayuda o el apoyo que puedan necesitar.